Page 84 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
P. 84
que manda aquí!
―¡No me hables de este modo!
Y así sucesivamente, con estridencia,
discordancia e inutilidad.
Hasta que Marty, muy calmado, le llamó al
despacho. Scott permaneció frente a la mesa, con la
vista clavada en su hermano como un belicoso
pigmeo.
—Muchacho, no me gusta decírtelo —empezó
Marty—, pero quizá fuese mejor que te quedaras en
casa hasta que estés curado. Créeme, sé lo que estás
pasando y no te culpo en lo absoluto. Pero… bueno,
no puedes concentrarte en el trabajo cuando…
—Así que me despides.
—¡Oh!, vamos, muchacho —dijo Marty—. No te
despido. Recibirás tu sueldo. No el mismo, claro; no
puedo permitírmelo…, pero sí uno que os permita
seguir viviendo a ti y a Lou. Esto terminará pronto,
muchacho. Y… bueno, el préstamo del Gobierno
llegará uno de estos días, y entonces…
Los pies de Scott golpearon la superficie de la
mesa de mimbre. Sin detenerse, empezó a atravesar
la amplia extensión con los labios fuertemente
apretados, en medio de la rubia maraña de su
barba.
¿Por qué tenía que haber visto aquel periódico,
84

