Page 34 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 34
fallase nuestra pantalla defensiva en Detroit? Pónganse
en pie y díganme sus nombres, por favor.
La joven pareja se puso en pie a regañadientes, y fue el
marido quien contestó:
‐Soy Jack Frankis y ésta es Myra, mi esposa. Nuestra
derrota se debió a la introducción del nuevo misil Galateo
tipo 3 por los del Pac‐Peop, que se infiltra en las partículas
submoleculares. O, al menos; creo que eso fue
aproximadamente lo que ocurrió.
Volvió a sentarse con gesto de alivio, obligando a su
esposa a hacer lo propio.
‐Muy bien ‐dijo Nunes; la respuesta era aceptable‐. ¿Y
por qué la tecnología del Pac‐Peop ha avanzado
momentáneamente más que la nuestra? ‐Paseó la mirada
a su alrededor, en busca de una víctima a quien
interrogar‐. ¿Podemos atribuirlo a un fallo de nuestra
dirección suprema?
Se levantó una señora de mediana edad, con aspecto de
solterona.
‐Soy la señorita Gertrude Prout ‐dijo, presentándose a sí
misma‐. No, no hubo ningún fallo de nuestra dirección.
Y volvió a sentarse en seguida.
‐¿A qué se debe, pues? ‐prosiguió Nunes, dirigiéndose
a ella‐. Por favor, señora, póngase en pie y responda.
Gracias ‐dijo, cuando la señorita Prout se levantó de
nuevo‐. ¿Fue un fallo nuestro? ‐le preguntó Nunes
solapadamente‐. No me refiero a este tanque, sino a
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