Page 38 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 38
mundial, existiese diálogo entre los tanques y sus
gobernantes.
Pero a los habitantes del tanque no les gustaba verse
sujetos a las autoritarias tácticas de Dale Nunes cada vez
que a éste ‐o, mejor dicho, a sus superiores de la
superficie‐ le viniera en gana. Y aquel momento en
particular, cuando todos estaban deseando acostarse, no
era de los más apropiados. Pero, … ¿qué alternativa les
quedaba?
Una vez sugirieron a Nicholas (y él, haciendo un gran
esfuerzo, olvidó deliberadamente y cuanto antes los
nombres de quienes acudieron a él con la sugerencia) que
se podía hacer desaparecer al comisario político cualquier
noche sin que nadie se enterase. No, repuso Nicholas.
Sería peor el remedio que la enfermedad, porque nos
enviarían a otro. Y... además, Dale Nunes es un hombre,
no una fuerza. Y era preferible tratar con él y no con una
fuerza abstracta como el gobierno de Estes Park, que
aparecía en la pantalla de televisión, donde se le podía ver
y oír... pero sin posibilidad de réplica.
Por ello, pese a la antipatía que experimentaba hacia el
comisario Nunes, Nicholas comprendía que su presencia
en el Tom Mix era un mal necesario. Los extremistas que
una noche se acercaron a él para proponerle la solución
fácil e instantánea al problema que representaba el
comisario político, quedaron totalmente convencidos por
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