Page 78 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 78
arqueológicos. Y tales artículos tendrán que ir firmados,
ni que decir tiene, por algún arqueólogo de fama
mundial.
‐Ya entiendo ‐dijo Adams, y esta vez lo entendía
verdaderamente. Los artículos escritos por él se editarían
en aquella revista con fechas antiguas, y los números
serían sometidos a un proceso de envejecimiento artificial
para que parecieran ejemplares auténticos de antes de la
guerra; basándose en aquellos artículos y en el informe
científico que sería universalmente aceptado, el Gobierno
de Estes Park reclamaría la propiedad del hallazgo, dado
su incalculable valor arqueológico. El asunto pasaría
entonces al Consejo de Reconstrucción en Ciudad de
México, el más alto tribunal del mundo, cuyas decisiones
eran acatadas tanto por la Wes‐Dem como por el Pac‐
Peop y todos los hombres de Yance en todo el mundo...
incluyendo desde luego al constructor Louis Runcible,
por rico y poderoso que fuese. Basándose en aquellas
falsificaciones que se pretendía hacer pasar por piezas
antiquísimas, el Consejo dictaría sentencia favorable al
Gobierno de Estes Park, porque la presencia de tan
valiosísimos restos en aquellas tierras harían que éstas
pasaran a ser automáticamente propiedad del Estado.
Pero... a Brose aquellas tierras le importaban un comino.
Sencillamente, no las necesitaba para nada. Algo raro
había en todo aquello.
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