Page 508 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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estado alguien que detestaba era la ofensa definitiva.


          Sissix  deseó  que  hubiera  venido  a  por  él  cualquier

          otro. Apartó la mirada.



          —¿Seguro que lo quieres? —preguntó la carcelera—.


          Es una abominación.



          Sissix la fulminó con la mirada.



          —Trae la ropa de la abominación.



          —Lo más seguro es que la destruyeran.


          Sissix  dio  un  par  de  pasos  hacia  Corbin,  que  tenía


          dificultades para mantenerse de pie. Le cogió el brazo


          y lo pasó por su cintura, ayudándolo a sostenerse. ¿Lo


          había tocado antes? Creía que no. Quizá un estrechar

          de manos, por lo menos, cuando lo contrataron. Se


          dirigió de nuevo a la quelin.



          —¿Tienes algo? ¿Una manta? ¿Una toalla? ¿Algo?



          La carcelera titubeó; luego abrió un panel de la pared

          repleto de material médico. A pesar de aquel rostro


          inescrutable,  Sissix  tuvo  la  impresión  de  que  esta


          quelin iba con cautela con ella. Sissix no era nadie,


          pero  su  especie  era  una  de  las  tres  grandes  en  el

          Parlamento de la CG y tenía mucha más influencia


          que los quelin. Los lazos diplomáticos de sus especies


          eran tenuemente corteses en el mejor de los casos, y

          un aandrisk maltratado por agentes quelin era el tipo


          de suceso sobre el que se abalanzarían los canales de


          noticias.











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