Page 122 - Limbo - Bernard Wolfe
P. 122

colocármelos. Será mejor que practiquéis también



            vuestro discernimiento... si hubierais discernido


            un poco más os hubierais dado cuenta de ello...


            ¡Está bien, humanistas! ¡De vuelta al campamento


            para dormir un poco... vamos!



                  Saltó de nuevo hacia una rama alta, describió


            un giro en torno a ella, luego se soltó y voló casi


            quince metros hasta otro árbol, luego hasta otro.


            Uno a uno los atletas, gritando:


            «¡Yuppiü! ¡Hep‐ho‐hep‐ho‐hep‐ho!», le siguieron.


                  Las  luces  parpadearon  entre  los  árboles.



            Cuando  hubieron  desaparecido  en  la  jungla,


            Martine palmeó a Rembó en el hombro.


                  —Podemos regresar —dijo—.


                  Supongo que no volverán en toda la



                  noche. En su camino de vuelta a la


                  caverna, Rembó dijo:


                  —No actúan como metalúrgicos.


                  —No, no lo hacen. —Martine se echó a reír—.


            Curioso...  algunos  pesimistas,  acostumbraban  a


            decir  que  el  hombre  volvería  a  los  árboles,  a



            colgarse  de  las  ramas.  Pero  nadie  pensó  nunca


            que  ocurriría  de  esta  forma.  En  nombre  del


            humanismo.


                  —¿Qué significa la gran «M»?



                  —No lo sé. Pero no creo que

                                                                                                      122
   117   118   119   120   121   122   123   124   125   126   127