Page 129 - Limbo - Bernard Wolfe
P. 129
Hacía mucho tiempo, dijo Martine, un poeta
había formulado una aguda pregunta: «¿Hay
otras vidas?» Y él mismo había respondido a la
pregunta: «Creo que a cada criatura se le deben
varias otras vidas». ¿Era posible que allí, en su
propio poblado, otras vidas, vidas que no eran
insípidos incógnitos, fueran a la vez posibles y
debidas? El mismo poeta, sintiendo que lo que un
poblado exige de un hombre puede que no sea
todo o incluso lo mejor de su potencial, había
lanzado una advertencia: «No seáis una víctima».
El credo de Martine era una ligera elaboración de
aquello: No seas una víctima —del exterior o de ti
mismo—, y no conviertas a ningún otro en
víctima.
Ahora tenía que irse, por un tiempo. En su
ausencia, les deseaba la paz... y que estuvieran
alertas. Les deseaba larga vida, Y la energía
necesaria para vivirla intensa y plenamente.
Esperaba que la guerra permaneciera al otro lado
del río. Pero esperaba que algo del empuje del ego
que la guerra agita en los hombres y les hace darle
un uso tan terrible, algo de la codicia de
experiencia y anhelo de novedad, pudiera llegar
hasta su lado del río. Algo de la tensión
cerebrotónica y somatotónica de la guerra, pero
129

