Page 46 - Limbo - Bernard Wolfe
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petulantemente, sus piernas dando firmes y secos
pasos y sus brazos oscilando graciosamente a sus
costados. A la cabeza del grupo avanzaba un
fornido y agraciado hombre de casi cuarenta
años, bigote muy recortado, más alto que los
demás, y con un indefinible aire de autoridad en
su porte. El rostro bajo su rubio pelo cortado al
cepillo era firme y enérgico pese a su evidente
juventud, había fuerza en él, aunque ahora
sonriese.
—¡Oh!, malo —susurró Ooda—. Malo, malo,
malo.
—Chist —dijo Martine, entrecerrando los ojos
para ver mejor el rostro del jefe—. Sé paciente,
chiquita. Quizá no sea tan malo como tú piensas.
—Todos son como tú, Martine. Excepción
hecha de los brazos y las piernas.
—Es una excepción bastante grande.
Aquel agradable, enérgico y joven rostro le
interesaba. De hecho, toda la configuración de la
cabeza le interesaba. El cráneo era
impresionantemente amplio, para empezar.
«Braquicéfalo», susurró. Su mano libre se crispó
automáticamente, como si midiera el contorno de
un objeto.
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