Page 582 - Limbo - Bernard Wolfe
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RESTAURANTE, donde aparentemente el «auto»
significaba tanto «automático» como
«automóvil». Desde las iluminadas paredes del
edificio central del establecimiento surgían en
todas direcciones una serie de cintas rodantes; el
cliente simplemente conducía hasta el extremo de
una de esas cintas, estudiaba el menú, insertaba el
número indicado de monedas en las ranuras
correspondientes a los platos deseados (si no
tenía cambio podía obtenerlo en una máquina
aparte), pulsaba un botón para registrar la orden,
y aguardaba un par de minutos hasta que le
llegaba una bandeja procedente directamente de
la cocina.
Había tan sólo otros dos coches en el lugar
cuando Martine llegó, y sus ocupantes no le
prestaron ninguna atención. Estudió el menú,
estalló en carcajadas cuando observó que entre los
platos a elegir había pudín de tapioca. No, pensó.
No. Este no era momento para la tapioca. Se
decidió por café y donuts, y mientras aguardaba
lo pedido desplegó el gran mapa de la Franja que
el empleado de la Robo‐Rent le había entregado.
Era de esperar que en esta sociedad no aristotélica
el mapa reflejase hasta cierto punto el territorio.
Se sorprendió al ver las dimensiones físicas de
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