Page 585 - Limbo - Bernard Wolfe
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¡Salt Lake City! Había estado dirigiéndose
hacia Salt Lake City como una paloma mensajera
volviendo a casa. Sin siquiera saber que se dirigía
hacia allí.
Empezó a buscarla en el mapa, súbitamente
excitado. Estaba el Lago Salado, justo más allá de
uno de los brazos occidentales, pero... no Salt
Lake City. Entonces se envaró: la ciudad estaba
allí, sí, pero su nombre había cambiado. Ahora se
llamaba Martinesburg.
Se quedó mirando el punto en el mapa,
hipnotizado. Era como haber sido arrojado a
Marte y repentinamente encontrarse frente a
todos los rostros que uno había dejado en casa a
la esquina del primer drugstore.
—De acuerdo —se dijo a sí mismo, poniendo
en marcha el motor—. Así que soy un estúpido
sentimental. Iré y visitaré el viejo hogar.
Conducir era cómodo, incluso a casi
doscientos cincuenta kilómetros por hora. El
vehículo era maravillosamente suave; además, no
se trataba tanto de conducir como de ser
conducido. Ahora, siguiendo las instrucciones del
empleado, había conectado el robo‐conductor; el
coche estaba en realidad conduciéndose a sí
mismo, y él no tenía nada que hacer excepto mirar
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