Page 124 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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algunos  animales  podían  descender  a  cotas  más


            bajas a causa del frío pero, de cualquier modo, ¿qué


            otra explicación había?



            De una cosa estaba seguro: no iba a pasar la noche


            en la cabaña con aquel desconocido manchando el


            suelo de madera con la sangre que le manaba de las


            orejas.




            Así que, después de abrigarse, Joe salió al exterior


            y  empezó  a  andar  por  el  camino.  En  su  cabeza


            flotaban imágenes que intentaba apartar, pero sin


            éxito.  Los  ojos  azules  de  David  Junior,


            inexplicablemente  luminosos  a  pesar  de  atisbar


            desde  los  campos  yermos  de  la  muerte,  la  boca


            inmunda  y  hedionda  del  Pozo,  el  órgano  que



            pulsaba casi imperceptiblemente en la oscuridad…



            «Estarán  bien  —se  decía  mientras  andaba,


            intentando  concentrar  sus  pensamientos  en  algo


            positivo—.  No  hay  viento  que  sople  desde  la


            Planicie,  yo  he  estado  bien,  todo  está  bien.  Es


            solo…».




            Pero de repente, cuando sin saber por qué giraba la


            cabeza  hacia  el  este,  una  repentina  e  inesperada


            ráfaga de viento helado le hizo entrecerrar los ojos.



            Joe sintió tanto miedo que, por unos instantes, fue


            incapaz de dar un solo paso.







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