Page 169 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Esta vez el resultado no fue tan notable, pero creía
que sería suficiente. Todavía podía escuchar los
gritos, y aunque seguían resultando tan enervantes
como la fricción de unas uñas en una pizarra, al
menos ya no parecían taladros.
«Ahora, Joe. Ahora o nunca. Hazlo rápido, corre
tanto como puedas… Porque si no lo consigues
estás muerto muerto muerto».
Joe miró hacia el umbral, apretó los dientes, suspiró
hondo, y se lanzó a la carrera.
Tardó apenas unos segundos en llegar hasta la
pistola, aunque cuando llegó a ella los ojos se le
salían de las órbitas y la mandíbula se le inclinaba
hacia un lado, como desencajada. Lo que percibía
ahora era una especie de trepidante vibración que
lo hacía moverse como si estuviera aquejado de
convulsiones. Le dolía cada músculo de la cara y las
encías protestaban como si hubiera estado
masticando hielo. Era como si aquellas cosas
hubieran aumentado la intensidad de sus ataques
mentales. Para superar el último metro, Joe tuvo
que lanzarse en el aire.
Cuando su mano tocó el frío metal de la pistola, Joe
dejó escapar un grito de triunfo.
Rodar hacia un lado y empezar a disparar fue todo
uno. Los clavos volaron por el exterior de la cabaña,
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