Page 230 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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A juzgar al menos por las ventanas, la historia de


            Pete parecía ser cierta. Todos los batientes estaban


            cerrados, hasta los del primer piso. «Casa cerrada»,


            pensó,  como  se  suele  hacer  cuando  uno  va  a


            ausentarse  una  temporada  y  teme  que  los


            vendavales puedan hacer estragos con los cristales.


            Joe  recordaba  haber  visto  a  Betsy  en  el  ventanal



            alargado  del  ala  izquierda,  en  la  primera  planta,


            generalmente  entregada  a  cacerolas  y  sartenes


            donde  cocinaba  la  cena  con  la  que  luego  lo


            agasajarían. Pero también estaba cerrada.



            «Se  fueron  —se  dijo  entonces  con  alivio—.  Se


            fueron de verdad».



            «No seas estúpido. Puede que Betsy se haya ido,



            pero no Pete. Esa cosa no necesita que la luz entre


            por las ventanas. Has visto su hábitat… Es la noche


            eterna, la oscuridad absoluta, sin matices. No, Pete


            se quedó dentro, con todas las persianas bajadas y


            los batientes asegurados, con la chimenea apagada,


            a  oscuras,  esperando  a  que  sus  sabuesos  le


            indicasen dónde estaba el corazón».




            «O  quizá…  Quizá  Betsy  no  se  haya  ido  y  siga


            dentro —la idea surgió en su cabeza—. Quizá sea


            una de ellos, después de todo. Quizá sí, ¿eh?».



            Joe se dijo que era hora de averiguarlo. Al fin y al


            cabo,  aún  tenía  su  pistola  de  clavos.  Decidió




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