Page 232 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Había  algo  más  allí,  y  Joe  torció  el  gesto  con


            satisfacción  al  descubrirlo.  Se  trataba  de  una


            estructura  anexa  al  edificio  principal,  bastante


            rudimentaria,  que  era  en  realidad  un  mero


            armazón para sostener una puerta de madera que


            la nieve había cubierto solo parcialmente. Joe sabía


            perfectamente de qué se trataba: era un acceso al



            sótano,  una  carbonera  tradicional,  y  contra  todo


            pronóstico, ni siquiera estaba cerrada; únicamente


            un rudimentario cerrojo de barra mantenía las dos


            hojas en su sitio.



            El acceso, una escalera estrecha con una rampa para


            carbón  y  leña  a  un  lado,  descendía  hacia  una


            oscuridad                 preñada               de         volúmenes                  apenas



            insinuados.  Olía  a  humedad  y  a  madera,  una


            mezcla  que  resultaba  tan  aromática  como


            agradable, lo que contribuía de alguna manera a su


            tranquilidad. Con ese ánimo, Joe descendió.



            El  interruptor  que  encontró  en  la  pared,  para  su


            sorpresa,  funcionó;  dos  pequeñas  bombillas  se


            encendieron y arrojaron una luz amarillenta sobre



            el  lugar,  revelando  ordenados  estantes,  pilas  de


            troncos  y  cajas  cuidadosamente  apiladas  y


            clasificadas. Resultaba todo «muy Pete», y aunque


            no  sabía  en  realidad  qué  había  esperado  ver,


            encontró un alivio cálido en el hecho de que la luz






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