Page 231 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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entonces dar una vuelta a la casa para buscar una


            entrada  trasera.  El  metal  de  la  pistola  de  clavos


            ofrecía un tacto agradable en sus manos, incluso a


            través  de  los  guantes.  Se  juró  a  sí  mismo  que  la


            usaría si se encontraba a Betsy con los ojos como


            dos  huevos  duros,  colgando  en  mitad  del  salón


            como una araña vieja e hinchada, enmarañada con



            un centenar de hilachos oscuros que brotaban de su


            vientre abyecto.



            El jardín trasero era una explanada yerma colmada


            de nieve. Una pequeña construcción de madera (un


            almacén  de  aperos)  presentaba  signos  de


            abandono,  con  el  techo  desplomado  bajo  la


            acumulación de nieve. Joe arqueó una ceja. Pete era



            el hombre que había reparado el techo de la cabaña


            de  su  abuelo  y  que  había  trabajado  con  él  tan


            diligentemente  para  poner  todo  a  punto.  Era  un


            hombre que amaba el trabajo con las manos, y un


            hombre por añadidura que no tenía nada que hacer


            en  todo  el  día  como  no  fueran  las  pequeñas


            reparaciones domésticas. ¿De verdad había dejado


            que  aquella  extensión  de  su  hogar  cayera  en  el


            olvido?




            «No el viejo Pete, eso seguro. El viejo Pete lo habría


            mantenido  en  pie  aunque  solo  fuera  para


            entretenerse».






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