Page 236 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Sin embargo, cuando estuvo plantado en mitad de


            la        habitación                y       hubo            mirado              alrededor,


            vislumbrando  a  duras  penas  en  la  penumbra,  se


            convenció de que estaba solo.



            Suspiró,  aliviado.  Aún  quedaba  por  recorrer  el


            resto de la casa, pero empezaba a convencerse de


            que  Betsy  no  estaba  allí.  Joe  sacudió  los  brazos.



            Estaba sudando, pero empezaba a sonreír.



            Luego visitó la cocina. Las rendijas de las ventanas


            proporcionaban  una  luz  suave  y  suficiente  para


            hacer lo que tenía que hacer. Con mucho cuidado,


            comenzó a husmear en los estantes. Estaban vacíos.


            Todos ellos. El frigorífico fue otra cosa: apenas lo


            abrió, una bofetada de un hedor indescriptible le



            golpeó en la cara. Joe cerró la puerta con rapidez,


            asqueado.  Olía  a  basura,  a  descomposición


            sublime,  y  el  hedor  tardó  todavía  un  rato  en


            disiparse. Joe se cubrió entonces la nariz y la boca


            con la ropa; aunque se imaginaba perfectamente el


            motivo,  necesitaba  comprobar  qué  era  lo  que


            causaba aquel mal olor.




            Abrir  la  puerta  de  nuevo  reveló  de  inmediato  el


            problema:  había  todo  tipo  de  alimentos  en  mal


            estado, revueltos en una inmundicia oscura que lo


            invadía todo, una voraz plaga de moho demasiado


            antiguo  a  juzgar  por  su  dispersión  y  aspecto.  La





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