Page 238 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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No. Aquel era el frigorífico de los Herron cuando


            aún  eran  los  Herron,  antes  de  que  sus  cuerpos


            fueran  tomados  por  esos  seres.  Una  vez  más,


            recordó  la  noche  de  la  cena,  y  en  un  instante  se


            sintió invadido por un asco infinito. Pensó en Betsy;


            Betsy en la cocina en penumbra, Betsy flotando a


            cinco centímetros del suelo con los pies descalzos y



            los  dedos  apuntando  hacia  abajo,  flácidos,


            zumbando como un escarabajo negro y abriendo la


            puerta para meter los dedos en alguno de aquellos


            botes;  Betsy  extrayendo  un  icor  grasiento  que


            chorreaba  por  la  mano,  negruzco,  aliñado  con  la


            baba  amarillenta  de  un  gusano  aplastado,  para


            darle  un  toque  final  al  asado.  Betsy  el  demonio.


            Pero, entonces, ¿de dónde había salido la cena de


            aquel  día,  por  el  amor  de  Dios?  Desde  luego,  no



            había sido Betsy quien había cocinado. O quizá sí.


            Quizá aquellos seres podían acceder a una especie


            de  Biblioteca  Mental  de  Conocimientos  de  sus


            cuerpos  huésped  y  ejecutar  los  movimientos  que


            tantas veces repitieran en vida, como cuando Pete


            barnizaba  con  tanta  diligencia  las  paredes  de  su


            casa.




            Joe estaba pensando en todo eso cuando, de pronto,


            escuchó  una  serie  de  ruidos  amortiguados  justo


            encima  de  él.  Inconscientemente,  flexionó  las


            rodillas  y  se  quedó  agachado,  escuchando.



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