Page 352 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—¡NO! —bramó.
Lanzó entonces el puño hacia delante y le alcanzó
en la cara. David movió la cabeza por pura inercia,
pero no pareció acusar dolor. Sus manos buscaban
el cuello de Joe, que intentaba zafarse moviendo los
brazos con rapidez como si estuviera intentando
alejar un enjambre de insectos. Los músculos del
estómago protestaban por la posición.
Por fin se zafó lo suficiente para permitirse
apartarlo con un empellón de la pierna. Wright
cayó hacia atrás. Joe aprovechó para girarse y salir
corriendo. Avanzar. Solo se trataba de eso, de
avanzar. Estaba casi convencido de que si podía
recorrer tan solo unos metros, acabaría por activar
lo que fuese que lo lanzaba de un lugar y tiempo a
otro y quizá podría escapar del monstruo que lo
perseguía.
Corrió por el muelle hacia los edificios que
formaban una pequeña aldea, permitiéndose un
pensamiento confuso mientras sentía cómo Wright
salía en su persecución: que el faro brillaba con la
intensidad de una estrella, casi tan fuerte como
aquel sol de la ciudad desolada.
Y entonces empezó a caer. El paisaje desapareció
ante sus ojos y se transformó en uno nuevo. Joe
cayó sobre una mullida moqueta sin hacer ruido,
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