Page 354 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Capítulo 16
Saltos
Se llamaba Cassie Coleman, tenía cincuenta y dos
años y era viuda. La vida no le había ido mal: había
heredado una considerable fortuna de su marido,
fallecido de un ataque al corazón. Una
circunstancia desafortunada que podía haberse
evitado si hubiera tenido sus pastillas a mano, y en
cierto modo lo estaban, pero en la mano
equivocada. Cassie se quedó mirando cómo su
marido se retorcía en el suelo, rodeado de
palomitas de maíz, mientras William Hurt se
retorcía en una mesa de comedor en la televisión.
Salió bien. Cassie vivía una buena vida y, en
ocasiones, se tiraba a su profesor de tenis, un guapo
argentino que le susurraba cosas en español
mientras hacían el amor.
Ahora acababa de despertarse sin saber porqué,
contaminada de una sensación de inquietud que la
inmovilizaba. Tenía en la boca un regusto extraño,
y el olor de su propio cuerpo era rancio y antiguo.
Aunque la habitación estaba vacía, Cassie sentía
que algo estaba fuera de lugar. Se sentía observada,
como si allí hubiera alguien más.
Tiró de las sábanas para taparse y, mientras lo
hacía, creyó ver algo: una forma, apenas una silueta
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