Page 331 - El Jugador - Iain M. Banks
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espectacularmente corrupto y salvaje era una broma
colosal que le habían gastado. Gurgeh estaba seguro de
que en algún lugar del hiperespacio unas cuantas Mentes
envueltas en el campo de una nave colosal se reían de él.
Recorrió el gran salón con la mirada. La música seguía
sonando, las parejas de ápice y hembras elegantemente
vestidas se deslizaban sobre el reluciente suelo de
marquetería trazando los dibujos de las danzas ‐‐sus
expresiones respectivas de orgullo y humildad le
resultaban igualmente repugnantes‐‐, mientras los
sirvientes iban y venían de un lado para otro moviéndose
con la concienzuda diligencia de las máquinas
asegurándose de que cada copa estaba llena y cada
bandeja repleta de comida. Gurgeh pensó que no le
importaba en lo más mínimo cuál fuera su sistema social.
Lo que más le asqueaba era el tosco y rígido exceso de
organización visible por todas partes.
‐‐Ah, Gurgue ‐‐dijo Pequil. Gurgeh le vio aparecer por
el hueco que había entre una inmensa maceta y una
columna de mármol. Iba acompañado por una hembra
bastante joven a la que sujetaba por el codo‐‐. Por fin le he
encontrado. Gurgue, le presento a Trinev Hijadedutley. ‐
‐La cabeza del ápice se volvió de la chica al hombre sin
dejar de sonreír ni un segundo y su mano la impulsó
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