Page 710 - El Jugador - Iain M. Banks
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Flere‐Imsaho flotaba en el aire. La unidad estaba envuelta

            en un aura blanca, amarilla y naranja. Gurgeh la vio subir


            hacia el techo dejando caer gotitas de metal fundido que

            se  esparcieron  sobre  el  tablero.  Una  nube  de  llamas  y

            humo surgió de la nada y la ocultó. Flere‐Imsaho aceleró


            y cruzó el salón como empujada por una inmensa mano

            invisible. La unidad se estrelló contra la pared y estalló

            con  un  destello  cegador.  La  onda  expansiva  fue  tan


            potente que casi hizo caer a Gurgeh de su taburete.

                  Los guardias que rodeaban al Emperador salieron del

            tablero  y  empezaron  a  dispersarse  por  los  bancos  y

            galerías rematando a los heridos. Ninguno de ellos prestó


            atención a Gurgeh. Los ecos de los disparos entraban por

            las puertas que llevaban al resto del castillo, y los muertos

            yacían envueltos en sus atuendos multicolores como si

            fuesen una horrenda alfombra.


                  Nicosar  fue  lentamente  hacia  Gurgeh  deteniéndose

            unos  momentos  para  apartar  algunas  piezas  de  una

            patada. Gurgeh vio como uno de sus pies se posaba sobre


            el charquito de fuego provocado por una de las gotas de

            metal fundido que se habían desprendido de la carcasa

            de Flere‐Imsaho y lo extinguía. El Emperador desenvainó


            su espada y la alzó con la tranquila lentitud que habría

            empleado  para  mover  una  pieza  o  coger  una  carta  del






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