Page 712 - El Jugador - Iain M. Banks
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mano enguantada y la contempló con una sonrisa
melancólica. Gurgeh sintió una punzada de dolor que le
atravesó las entrañas. Le temblaban las manos. Notó un
extraño sabor metálico en la boca y al principio pensó que
era el implante intentando abrirse paso por entre la carne
que lo ocultaba, como si hubiera decidido reaparecer por
alguna razón que ni tan siquiera podía adivinar, pero no
tardó en comprender que no era el implante y, por
primera vez en su vida, conoció el sabor del miedo.
Nicosar dejó escapar un suspiro casi inaudible y se
irguió delante de Gurgeh. Su cuerpo pareció crecer hasta
ocultarle todo el salón y extendió lentamente el brazo
acercando la espada al pecho de Gurgeh.
«¡Unidad!», pensó. Pero Flere‐Imsaho era una mancha
de hollín en la pared.
«¡Nave!» Pero el implante que llevaba debajo de la
lengua guardó silencio, y la Factor limitativo aún estaba a
varios años luz de distancia.
La punta de la espada bajó un poco y quedó a unos
centímetros del vientre de Gurgeh. Después empezó a
subir y pasó lentamente sobre el pecho de Gurgeh hasta
llegar a su cuello. Nicosar abrió la boca como si se
dispusiera a decir algo, pero meneó la cabeza con una
expresión vagamente irritada y se lanzó hacia adelante.
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