Page 713 - El Jugador - Iain M. Banks
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Gurgeh tensó los músculos de las piernas y sus pies se
incrustaron en el vientre del Emperador. Nicosar se dobló
sobre sí mismo y Gurgeh salió despedido del taburete
cayendo hacia atrás. La espada pasó silbando por encima
de su cabeza.
Gurgeh siguió rodando mientras el taburete se
estrellaba contra el suelo y se levantó de un salto. Nicosar
estaba medio encogido sobre sí mismo, pero no había
soltado la espada. El Emperador fue tambaleándose hacia
Gurgeh moviendo la espada de un lado a otro como si
estuvieran separados por una muralla de enemigos
invisibles. Gurgeh echó a correr, primero a un lado y
después a través del tablero en una dirección que le
llevaría hasta las puertas del salón. El telón de llamas que
se alzaba sobre las ondulantes copas de los arbustos
cenicientos engulló las nubes de humo negro que se
apelotonaban al otro lado de las ventanas. El calor se
había convertido en algo físico, una presión sobre la piel
y los ojos. Gurgeh puso un pie sobre una pieza que el
vendaval había hecho salir del tablero, perdió el
equilibrio y cayó.
Nicosar fue hacia él.
El equipo de vigilancia y contramedidas electrónicas
emitió un zumbido que subió rápidamente de intensidad
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