Page 719 - El Jugador - Iain M. Banks
P. 719

un pelo chamuscado.

                  El cielo se había vuelto de un color gris oscuro y el


            horizonte  estaba  negro.  Gurgeh  alzó  la  cabeza,  vio  un

            pequeño disco de color púrpura y comprendió que era el

            sol. Se puso en pie.


                  La  ceniza  gris  estaba  empezando  a  quedar  cubierta

            por una capa de hollín negro que caía de la oscuridad del

            cielo  como  un  negativo  de  la  nieve.  Gurgeh  caminó


            lentamente sobre las losas deformadas por el calor hasta

            llegar  al  final  del  balcón.  El  parapeto  se  había

            desprendido y Gurgeh se detuvo a unos centímetros del

            abismo.


                  El  paisaje  había  cambiado.  El  muro  amarillo  de

            arbustos cenicientos que se extendía más allá del primer

            baluarte de la fortaleza confundiéndose con el horizonte

            ya no estaba. Sólo había tierra, una inmensa llanura entre


            negra y marrón que parecía haber sido calcinada dentro

            de  un  horno  inmenso  y  estaba  cubierta  por  grietas  y

            fisuras  que  la  ceniza  gris  y  la  lluvia  de  hollín  aún  no


            habían tenido tiempo de rellenar. La llanura desolada se

            extendía hasta el horizonte. Algunas fisuras aún dejaban

            escapar hilillos de humo que trepaban hacia el cielo como


            si  fuesen  los  fantasmas  de  los  árboles  hasta  que  las

            ráfagas  de  viento  los  deshacían.  El  baluarte  estaba






                                                                                                         718
   714   715   716   717   718   719   720   721   722   723   724