Page 716 - El Jugador - Iain M. Banks
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su carne intentara encogerse hasta quedar pegada a los

            huesos del cráneo.


                  Una silueta apareció entre las llamas. Era Nicosar, y

            blandía una de las enormes pistolas láser con que iban

            armados los guardias. El Emperador se puso junto a las


            ventanas,  alzó  el  arma  con  las  dos  manos  y  apuntó

            cuidadosamente  el  cañón  hacia  Gurgeh.  Gurgeh

            contempló  el  hocico  negro  del  arma.  Sus  ojos  fueron


            recorriendo  aquel  cañón  tan  grueso  como  su  pulgar  y

            subieron  hasta  posarse  en  el  rostro  de  Nicosar  justo

            cuando el ápice apretaba el gatillo.

                  Y se encontró contemplando su propio rostro.


                  Vio  sus  rasgos  distorsionados  el  tiempo  suficiente

            para darse cuenta de que la expresión de Jernau Morat

            Gurgeh  en  el  instante  que  habría  podido  ser  el  de  su

            muerte no era especialmente impresionante. Gurgeh sólo


            logró  detectar  sorpresa,  aturdimiento  y  una  mueca  de

            perplejidad que casi rozaba la estupidez. El campo espejo

            se esfumó un instante después y volvió a ver el rostro de


            Nicosar.

                  El ápice no se había movido ni un centímetro de su

            posición anterior, pero su cuerpo oscilaba lentamente de


            un lado a otro y también había otro cambio. Gurgeh se

            dio cuenta de que algo andaba mal. El cambio era muy






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