Page 168 - La Nave - Tomas Salvador
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frente.



               La luz, en las clases superiores de la Nave, excepto


            en aplicaciones directas cuyo uso se había perdido


            en el paso de los tiempos, quedaba oculta. El Libro


            decía que los ingenieros electrónicos habían hecho


            maravillas  con  la  luz  interior,  con  el  fin  de


            aprovechar al máximo el circuito de energía; pero


            esto  no  ayudaba  nada  a  los  ignorantes



            descendientes  de  la  XXIII  generación,  que  ni


            siquiera  sabían  lo  que  era  electricidad,  plurina  o


            aplicación  indirecta.  Habían  nacido  y  vivían  bajo


            una  luminosidad  que  parecía  brotar  de  todas


            partes: del suelo, del techo, de las paredes; a través


            de cristales de hierro, aluminio transparente, cuarzo


            resistente  y  demás  materias  que  componían  la



            Nave.  Ocasionalmente,  sin  que  nadie  pudiera


            descubrir  la  causa  —sin  que  nadie,  también,  se


            preocupara  de  descubrirla—  una  cámara,  un


            corredor, un montacargas, perdían su luminosidad;


            cuando  sucedía  tal  cosa,  los  kros  se  marchaban  a


            otra parte; reducían los lugares habitados.



               El conglomerado de conocimientos asimilados en


            torno a la luz (y los kros sabían que existía porque


            conocían el valor opuesto: las tinieblas) le rondaban


            mientras  el  calorcillo  del  fuego  la  acariciaba  el



            rostro. Presentía que el misterio de la luz debía de


            tener  una  explicación  tan  sencilla  como  la  del




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