Page 208 - La Nave - Tomas Salvador
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suave  pendiente,  sobre  el  centro,  vio  un  edificio


            pequeño,  pero  de  nobles  proporciones.  Su


            arquitectura no era la funcional, común a casi toda


            la Nave, sino otra fundida en una exacta simetría de


            las  proporciones.  Cuatro  columnas,  con  capiteles



            floridos, formaban ante la puerta de entrada; arriba,


            sobre las columnas, creyó distinguir unas letras de


            metal,  pero  la  escasa  luz  no  le  dejó  descifrar  su


            significado, caso de tenerlo.



               La puerta estaba desgajada, apenas sustentada en


            los  goznes.  Dentro,  la  oscuridad  era  completa.


            Aguardaron  hasta  que  seis  o  siete  niños  se


            colocaron a los lados, llevando gruesos cilindros de


            luz.  La  llama  caliente  alumbraba  en  círculos


            temblequeantes, de un tono amarillento, que para



            su  no  percepción  de  los  colores  se  reducía  a  un


            blanco sucio. El edificio parecía tener por dentro las


            mismas  proporciones  que  por  fuera:  una  sola


            cámara,  rectangular,  de  nobles  proporciones,


            silenciosa  y  sombría.  Una  galería  transparente


            cubría los laterales superiores, delante quedaba una


            enorme  pared  pulimentada,  de  cromolitio,  con


            profundas incisiones a modo de grabados.



               —Ven —dijo Ylus.



               Y lo arrastró hacia una de las paredes. Distinguió,


            a la luz de los falux, una serie de objetos, alineados


            junto al muro. Lo primero que le llamó la atención




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