Page 212 - La Nave - Tomas Salvador
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desamparado del padre de la familia superaba el
suyo, incluso. Se dio cuenta de lo que esperaban de
él y estuvo a punto de desfallecer. Desfalleció,
incluso. Sus miembros lacerados tocaron el metal,
las estrías; pero falto de un tacto adecuado no podía
seguirlas. No le cabía, siquiera, el recurso de
reproducir aquellas señales en una materia más
blanda que, más tarde, podría ser estudiada.
Le abrumaba aquella pared cubierta de signos.
Hubiera querido alejarse, huir, pero al mismo
tiempo estaba fascinado. Descubrió un recuadro
más pequeño, en el ángulo inferior derecho.
—¡Luz! —gritó.
Los niños se acercaron. Ordenó cinco o seis hasta
que las luces hicieron tolerable el examen. Le ayudó
la existencia de ciertas manchas, ásperas al tacto,
que si bien cubrían el cromolitio dejaban abiertas las
estrías. Colocándose a unos pasos, estudió el
grabado, en letras que ya sabía eran de imprenta y
latinas. Estudió sin comprender, pero obstinado en
grabarlas en su cabeza. Pudo componer la siguiente
frase, sin sentido: «GRAPHIA MVNDANI MAICI»,
y en caracteres más grandes: «PLANISFHERIUM
ORBIUM.» Corrió al otro lado, para comprobar si
en el ángulo izquierdo existía algo parecido. Jugó
con las luces hasta que consiguió un reflejo
tolerable. Efectivamente, existía un grabado:
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