Page 210 - La Nave - Tomas Salvador
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que atrajo inmediatamente su atención..., porque no


            tenía manos, ni brazos siquiera. Era un desnudo; la


            mujer ofrecía a la vista un torso admirable, sereno y


            bello en su impudicia. La ropa le había descendido


            hasta casi caer al suelo y posiblemente las manos y



            los brazos que faltaban debían estar sujetándola. El


            rostro era bello, de nariz recta y frente espaciosa,


            con  el  cabello  atado  en  un  rodete  vertical.  La


            materia no era metal ni madera, y parecía la misma


            sustancia de las baldosas que cubrían el Fórum de


            las cubiertas superiores. No tenía ningún grabado.



               Toda  aquella  parte  estaba  destinada  a  objetos


            mutilados,  representando  figuras  humanas.  De


            muchas                sólo           existían              trozos,             golpeados,


            chamuscados, retorcidos; metal, piedra y madera,



            incluso pintada. Recordó el Día de la Ira. Allí estaba


            la  prueba,  aunque  bien  pudiera  ser  que  tantas


            generaciones de ignorancia, de niños inconscientes


            hubiera destrozado más los objetos.



               Dentro de una caja, después de las reproducciones


            humanas  en  volumen,  la  familia  Ylus  había


            guardado  lo  que  era  fácil  de  identificar  como


            prendas de vestir, algunas de tejidos desconocidos,


            pero en general fácilmente reconocibles. El cambio


            más  apreciable  parecía  contraerse  a  la  prenda



            interior, las bombachas, que en el presente seguían


            utilizando  los  trabajadores,  mientras  las  clases




                                                                                                           210
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