Page 204 - La Nave - Tomas Salvador
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mirarle. No le importaba la muchacha, pero estaba


            agradecido.



               —Sad...



               —Ésa soy yo.



               —Cuando Abul dijo a Mei‐Lum‐Faro que prefería


            ser ciego a vivir sin su hembra no sabía lo que hacía.



               —Sí lo sabía, Shim.



               —No; no podía saber que había derrotado la más


            cruel de las leyes, la que dice: «Los wit son una raza


            maldita.» Sólo el amor puede vencer a la ley, Sad.



               —Cierto.  Nosotros  lo  sabemos  desde  que


            nacemos.



               —¿Vosotros...? Antes de venir tú, abul me estaba


            explicando  cómo  sois  vosotros.  Pero  se  ha


            marchado. Dímelo tú, hermosa niña.



               —¿Cómo  puedo  saber  lo  que  tú  quieres?  Ven


            conmigo y apréndelo por ti mismo.



               —¿Cuál es tu familia, Sad?



               —Ylus es nuestro padre.



               No  necesitó  reflexionar.  Su  mente  ejercitada  le


            recordó en seguida al anciano que, muchas veces,


            parecía el jefe de todos los padres de las familias.



               —¿Ylus...?  Ya  recuerdo.  Me  dijo  que  tenía  los


            símbolos de los antepasados. Sad, ¿quieres llevarme


            a tu familia?





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