Page 207 - La Nave - Tomas Salvador
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—Sad  me  ha  dado  de  comer,  pero  no  sé  si  he


            comido.



               —Has  comido,  pues;  el  estómago  no  sabe  de


            repugnancias. Creo, Shim, que contigo habremos de


            darnos prisa. Tú no eres Abul, o por lo menos no


            tienes el consuelo qué él tiene.



               Sad  salió  corriendo,  para  ocultarse.  Le  dolió  el


            gesto.  Ylus,  duro  de  ademanes,  contuvo  su


            enternecimiento.



               —Déjala. Se llama Tristeza y diría que es feliz así.


            Volverá. Importas más tú.



               —¿Por qué, Ylus?



               —Eres  el  primer  kros  de  raza  superior  que  ha


            venido a nosotros y puedes ayudarnos.



               —¿Lo necesitáis?



               —También tenemos nuestros problemas.



               —¿Piensas, como yo, en «La Carne» abandonada


            y en los jardines sin limpiadores?



               —Pienso.



               —¿Piensas en la raza humana, condenada a vivir


            en la Nave y, sin embargo, dividida y enemiga?



               —Pienso.



               —Estoy contigo, entonces, y te ayudaré, Ylus.



               —Ven conmigo.


               No  necesitaron  andar  mucho.  En  una  rampa  de




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