Page 217 - La Nave - Tomas Salvador
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plantas  raras,  que  todos  usamos;  Hipo,  para  sus


            ungüentos; Brisco, para sus afrodisíacos; Kalr, para


            su  alcohol,  y  los  demás,  para  hacer  perfumes  o


            bebidas.



               —¡Es...,  es  asombroso,  Ylus!  ¡Y  los  kros  que  os


            tienen por una raza maldita!



               Ylus quedó pensativo.



               —Quizá lo seamos, Shim. No pienses nunca que


            por tener mucho se tiene lo mejor. Pero dejemos eso.


            Háblame de mis símbolos. Sad, no pongas esa cara


            de estúpida y ofrece este bocado a Shim.



               —¿Es hija tuya Sad?



               —Eso  dice  su  madre  —repuso  el  anciano,


            indiferentemente—;  pero  dejemos  las  mujeres  y


            háblame de los símbolos.



               Meditó  intensamente  antes  de  contestar.  ¿Podía


            empezar a explicar lo que sabía, sin tener antes la



            certeza  de  ser  comprendido?  Podía,  ciertamente,


            pero  ello  significaba  embarcarse  en  una  tarea


            engorrosa. O no le entendería Ylus, o bien, para ser


            comprendido, derivaría a detalles insulsos. Y dijo:



               —Mejor es que tú empieces. Así podré apoyarme


            en ti, sabiendo lo que tú sabes. Pero no me hables


            ahora de los símbolos, sino de las cosas que tú sabes


            de los antepasados, los padres de vuestros padres


            que vivieron en estas mismas cámaras. Y a ti, Sad,





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