Page 288 - La Nave - Tomas Salvador
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asombrado padre de la familia de la luz le llegaban


            con claridad, y escuchando adquirió de la raza wit


            un conocimiento mayor, si cabe, que los obtenidos


            anteriormente. Luxi, entregado a fuerzas superiores


            a su experiencia y razonamiento, vertía en lamentos



            y balbuceos todo el miedo ancestral, todo el júbilo


            del hombre que vuelve a encontrar «algo» que su


            instinto presentía, algo cuya posesión había creído


            perdida para siempre.



               Un kros hubiera reaccionado de otra manera; tras


            el asombro inicial, habría tratado de comprender.


            No consiguiéndolo, hubiese aceptado el hecho con


            la  misma  pasividad  con  que  aceptaba  el  signo


            contrario: la oscuridad.



               Pero un wit era un hombre diferente. Alguna vez


            habría  de  ocuparse  de  estudiar  a  los  albinos,  de


            sondear  sus  posibilidades.  Por  lo  que  iba


            entendiendo, un wit había descendido mucho más



            bajo que el pueblo kros; pero habiendo llegado a un


            límite, una fuerza, un instinto, había sobrevivido,


            obligándole a luchar de nuevo, bajo otros caminos,


            otros  valores  físicos  y  morales.  Tenía  mucho  de


            pueblo  ciego,  impulsado  a  tientas  por  otros


            senderos;  pero  poseía  una  fuerza  que  no  podía


            ignorarse, que quizá le viniera de aquel desatentado



            afán de vivir, de gozar la vida, de hallar un objeto a


            la vida.




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