Page 292 - La Nave - Tomas Salvador
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de  éste,  cuyos  tesoros  y  descubrimientos  en  las


            zonas  de  la  Nave  podían  interesar  a  todas  las


            familias:  a  Ylus,  cuando  fueran  símbolos;  a  Kalr,


            cuando  fueran  metales  o  armas,  o  a  Hipo,  como


            material para sus curas... Por unas causas u otras,



            podía  asegurarse  que  los  restantes  padres  de  las


            familias no confiaban mucho en Elio, que parecía


            ocultar cosas para su política personal.



               ¡Qué  variada  estructura,  la  wit,  dentro  de  su


            elemental sencillez, comparada a la monótona vida


            del pueblo superior! Los wit eran elementales, pero


            vigorosos;  sus  virtudes  parecían  defectos,  y  sus


            defectos,  virtudes.  En  realidad,  nunca  se  sabía


            cuándo  empezaban  los  unos  o  los  otros.  Eran


            incapaces de unir lógicamente los cabos rotos de un



            relé,  pero  cuando  descubrían  —desde  el  origen


            oscuro  de  las  cosas—  la  utilidad  práctica  de  un


            objeto, o movimiento, o sensación, lo administraban


            con  un  riguroso  sentido  de  la  propiedad.  La


            impudicia de las mujeres, hermosas, ágiles, llenas


            de vida, que los albinos achacaban generalmente a


            las hembras de la familia Brisco —y que en realidad


            afectaba a todas las familias— le tuvo preocupado


            mucho  tiempo,  hasta  que  encontró  también  la



            oscura razón del instinto. Un instinto de amor, de


            proximidad, de calor, en las noches eternas de las


            cuevas, en la promiscuidad constante de las pocas





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