Page 319 - La Nave - Tomas Salvador
P. 319

tender sus manos inválidas, en un gesto de súplica,


            para  que  Ylus,  comprendiendo,  levantara  al


            emocionado Brisco.



               Y entonces fue Mons, el callado y taciturno, el que


            se acercó:



               —Shim, ¿quién eres tú? ¿Eres acaso el Esperado?


            ¿El que volverá a mis muertos a la vida? En nuestras


            pinturas hay un ser que no tiene nombre, pero al


            que  todos  amamos  y  esperamos.  ¿Eres  acaso  el



            Esperado?


               —No, Mons; soy un hombre como tú, como Ylus,


            como Brisco, como Hipo, como Luxi, y como Kalr...



               —Eres,  entonces,  el  hombre  igual  a  todos.  Yo



            también te pido que no te vayas de mi lado.


               Y se retiró, para dejar paso al suave Elio.



               —Cuando vengas a mi familia, Shim, te enseñaré


            mis  tesoros.  Y  tú  me  enseñarás  tu  secreto.  He



            caminado  mucho,  y  mucho  he  contemplado;  mis


            ojos están cansados y apenas he comprendido. Ven


            conmigo; mi familia te espera...



               —Iré contigo, Elio, y me darás otras manos. Hace


            tiempo que deseaba decirlo, pero yo podía esperar.



               Elio se retiró y el arrogante Kalr se acercó.


               —¿No  me  llamas,  Shim?  Sabrás  que  he



            conservado a los cautivos.



               —¿Quién soy yo para llamarte, Kalr?


                                                                                                           319
   314   315   316   317   318   319   320   321   322   323   324