Page 35 - La Nave - Tomas Salvador
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hidrozono? ¿Cuántas veces hemos repetido
nosotros los gestos de nuestros antepasados?
¿Hemos creado nuevas formas, nuevas
necesidades, nuevos objetos? ¿Tenemos capacidad
para esclarecer esas extrañas tinieblas que de
cuando en cuando invaden una cámara? No;
nosotros, los que actualmente ocupamos la Nave,
nacidos bajo la implacable ley de los Hijos
Limitados, somos incapaces de fabricar incluso el
papel en que estoy escribiendo; nosotros, los
habitantes de la Nave, los negros de las cubiertas
superiores y los blancos degenerados y malditos de
las oscuras cavernas interiores, somos un pálido
reflejo de «algo» que fue, antes que nosotros,
infinitamente inteligente, audaz, fuerte y
constructivo. Al hablar así, en realidad, estoy
volviendo a la leyenda que circula entre las mujeres
y los niños; esa leyenda que se basa en unos
símbolos llamados: El árbol, El río, El lago, La
montaña, El bosque… ¿Son símbolos realmente? Las
mujeres, los niños, incluso algunos de nosotros,
tienen en la cabecera de su cama grabados y sucios
cuadros a los que llaman por dichos nombres. Y
dicen que son reproducciones de la realidad, que
hubo un tiempo en que nuestros antepasados
vivían en unos lugares donde los árboles, los ríos,
los lagos, los bosques y las montañas no eran un
símbolo, sino un objeto (o lo que sea) real. ¿Será
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