Page 32 - La Nave - Tomas Salvador
P. 32
simplicidad de tal agente expresivo.
Y quiero hacer constar aquí que no rehuyo la
posibilidad de que la Escritura, el Libro,
desencadene en mí una tormenta, o quizás una
alegría que cambie mi personalidad. Al fin y al cabo
comprendo ahora que durante mucho tiempo, la
mitad de la vida que me será probable vegetar, he
sido una pieza de la Nave colocada fuera de su sitio,
o simplemente abandonada.
Y quiero también decir que teniendo la
posibilidad de leer en el Libro cuanto me acomode,
hasta saber lo que pasó en esta Nave, si es que algo
pasó y si es que quisieron escribirlo, no lo haré.
Aunque el primer contacto fue temeroso y afirmé
no atreverme a desencadenar unas fuerzas que no
estaba seguro de dominar, ahora escribo que no
quiero hacerlo. No, por lo menos, hasta que yo
mismo haya resuelto mi propia incongruencia; no,
hasta que haya dominado unas inquietudes que me
han nacido; no, hasta que tenga noción exacta de
unas palabras que tienen otro significado, según
estén aquí, ante el Libro, o en la cámara de Ajedrez.
Debo contestarme a unas preguntas. Unas
preguntas que incluso ignoro en su dimensión
exacta. Estoy en medio de unas tinieblas y presiento
una luz; pero no quiero que esa luz rne deje ciego.
El descubrimiento de la palabra escrita y su poder
32

