Page 73 - La Nave - Tomas Salvador
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un ritmo previsto de antemano. El menor fallo
podría suponer la muerte de los que necesitan el
aire. Luego «ellos» sabían medir el tiempo. Lo que
nosotros sabemos, por rigurosa consecuencia, es
que el aire está medido, que no podemos respirar
más de lo que los aparatos producen. Comprendo,
ante ello, la necesidad de que la Ley sea rigurosa y
no permita más humanos de los que la apariencia
ha demostrado que pueden existir...
Me duele la cabeza y estoy cansado. Es curioso
comprobar cómo se puede ahondar en las cosas más
sencillas. Y también lo sencillo que sería evitar todo
esto acudiendo al Libro. El Tiempo debe de estar
también en él. Sin embargo, no puedo dejar de
pensar que esté escrito o no nuestro pasado, que lo
hayan leído o no los Hombres de Letras que se han
sucedido, nada ha impedido que hayamos llegado
a la situación actual. Creo, sinceramente, que la
curiosidad debe exigir una lucha. Lo que no cumple
esta ley, o esta necesidad, o esta inexorable virtud
de adaptación, sobra en nuestra comunidad. Desde
mi observación en la cámara del repositor
comprendo que somos nosotros los que nos
adaptamos a la Nave, no la Nave a nosotros. Lo
mismo cuando necesitamos la luz que cuando
cortamos proteínas, que cuando producimos
glucosa o aminoácidos, que cuando respiramos
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