Page 75 - La Nave - Tomas Salvador
P. 75

G‐XXIII: 1001



               He tomado una decisión, o voy a meditar sobre la


            necesidad  de  tomarla:  revisar  el  Libro.  En  estos


            ciclos que llevo entregado a su custodia y manejo


            han  nacido  en  mí  muchas  preguntas  y  me  ha


            crecido mucha ignorancia. No duermo ni descanso


            lejos del Libro, meditando sobre lo que presiento.


            Lo  único  que  me  hace  dudar  es  su  utilidad.



            ¿Necesitamos  el  tiempo?  ¿Necesitamos  los  libros?


            ¿Son los wit, realmente, una raza inferior?



               Y  son  muchas  las  preguntas  que  no  puedo


            contestar:  ¿Por  qué  crece  «La  Carne»?  ¿Por  qué


            existen  los  aparatos  y  cámaras  cuya  utilidad


            desconocemos?                         ¿Quiénes                 somos              nosotros,


            realmente?  Pero  es  inútil  amontonar  preguntas.


            Cuantas  más  me  haga,  menos  probabilidades


            tendré de contestarlas... Sin embargo, yo no quiero


            ser el hombre mecánico que atiende al «repositor»,



            o  a  la  expulsora  de  oxilón,  repitiendo  siempre  el


            mismo gesto para obtener el mismo resultado, pero


            ignorando  la  razón  de  todo  aquello.  Hay  una


            diferencia:  una  máquina  de  tejidos,  u  otra  de


            reposición, repite un circuito y no sabe por qué lo


            hace. El Libro sí lo sabe. He llegado a la deducción


            de que el Libro conserva lo que se inscribe, y que



            nosotros,  los  Hombres  de  Letras, tenemos  ante  él


            otra  misión.  O  lo  que  es  igual:  ni  el  Libro  es  un




                                                                                                            75
   70   71   72   73   74   75   76   77   78   79   80