Page 120 - Triton - Samuel R. Delany
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lluvia y la luz diurna sin escudo alguno..., con la actual

           situación  política,  probablemente  nunca  tendría


           oportunidad de ir. Luego, alzándose para reemplazar la

           inquietante  sensación  (aunque  por  qué  era  inquietante

           no  lo  sabía),  surgió:  Si  realmente  voy  a  iniciar  una


           aventura con esta mujer, quizá me estoy excediendo un

           poco... Sus ojos volvieron a los de Miriamne. Aguardó a


           que ella dijera, a lo que fuera que él acababa de decir, que

           comprendía, o que no comprendía, o que la visión desde

           la  parte  superior  de  aquella  escalera  era  un  poco


           mareante  (él  siempre  lo  hallaba  así),  o  formulara  una

           pregunta  acerca  de  alguna  parte  de  ella,  o  finalmente

           admitiera que su atención se había perdido y que había


           perdido  parte  de  su  exposición,  y  que  por  favor  se  la

           repitiese.

                Lo que ella dijo, después de aplastar su bulbo de café


           en su mano, mirar a su alrededor en busca de un lugar

           donde  arrojarlo,  no  hallar  ninguno,  y  arrojarlo


           finalmente a una esquina donde ya había un montón de

           otros  bulbos  arrugados  que  él  mismo  había  tirado

           inelegantemente el mes pasado, fue:


                —¿Sabe?, creo que ayer conoció usted a una amiga

           mía en el n‐r. Dirige una comuna de teatro..., la Púa.


                Lo  que  ocurrió  a  continuación  fue  que  su  corazón

           empezó a latir fuertemente. (El Taj se derrumbó en un

           montón de granito, arcilla, losetas...) Mantuvo su sonrisa




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