Page 245 - Triton - Samuel R. Delany
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varias personas para quienes la troupe había actuado y
con las que diversos miembros de ésta habían hecho
amistad. Sí, se habían sorprendido tanto como el propio
Bron. Mientras hablaba con ellos, alzó la vista y vio a
Miriamne en la habitación. Durante diez minutos deseó
desesperadamente marcharse, pero no pudo hallar
ninguna forma de hacerlo discretamente. Luego, entre
sorprendido y azarado, se descubrió preguntándole, en
medio de una conversación en grupo de la que, de algún
modo, ambos habían pasado a formar parte, cómo
andaba su situación laboral. Ella le explicó, de una forma
más bien amistosa, que iba a empezar a trabajar como
mecánica transportista en una granja del hielo no
demasiado lejos de Tetis. Aquello no era cibralógica,
evidentemente, pero al menos trabajaría con las manos.
Él expresó su alivio y sintió que algo se hundía aún más
profundo dentro de él, algo invalidado, algo denegado.
Se volvió hacia otro lado para escuchar una intensa
discusión polisilábica acerca de las enormes dificultades
de representar obras teatrales pre‐siglo XX para un
público del siglo XXII.
—¿Quieres decir a causa de la longitud?
—Algo hay de ello. Pero, primariamente, se debe a
que el argumento gira de forma invariable en torno a los
celos sexuales; eso es algo que realmente cuesta hacer
comprender a una audiencia contemporánea.
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