Page 257 - Triton - Samuel R. Delany
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con las cartas inmóviles a medio barajar en sus oscuros

           dedos.  Bron  divisó  una  esquina  del  Novicio  Blanco,


           curvada contra la palma rosa oscuro de Sam.

                —Sí.  —El  Novicio  Blanco  cayó—.  Tengo  dudas.  —

           Otras  cincuenta  cartas  cayeron  en  cascada  tras  ella—.


           Frecuentemente. —Por un momento, una pequeña risa se

           agitó, en silencio, tras el rostro de Sam; los ojos de Sam


           volvieron a las cartas. Reunió de nuevo el mazo, siguió

           barajándolas.

                —Vamos. ¿De qué dudas?


                —Dudo  de  que  alguien  como  tú  pueda  hacerme

           realmente  esa  pregunta  por  razones  que  no  sean

           puramente personales.


                Bron abrió el otro cajón lateral de naves, guerreros,

           jinetes, pastores y cazadores envueltos en terciopelo.

                —No hay razones personales. Sea lo que sea lo que ha


           suscitado esa pregunta en mi mente, el hecho de que esté

           en mi mente la convierte en mi pregunta. Sigue siendo


           válida.  —Cogió  la  pantalla  que  mostraba  la  cabeza

           cornuda  de  Aolyon  (con  las  mejillas  hinchadas  con

           vientos  huracanados)  y  la  depositó,  sobre  su  pequeña


           base,  encima  de  las  aguas...,  que  inmediatamente  se

           oscurecieron  a  su  alrededor;  grandes  olas  verdosas  de


           espumeantes crestas se agitaron en la pequeña extensión

           del mar.

                Sam depositó el mazo, tendió la mano hacia el cajón




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