Page 426 - Triton - Samuel R. Delany
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pequeña, crujió.

                Alcanzó el balcón, miró a través de la puerta. Alguien


           había colgado un cubo de luz justo dentro, el cual, por

           alguna razón, brillaba con un apagado color naranja en

           vez de amarillo. Allá delante, la pared del corredor de la


           izquierda estaba increíblemente combada.

                En el suelo, obstaculizando el umbral (el altavoz a un


           lado emitía todavía los micro‐gritos de los micro‐ejércitos

           que combatían en la ladera de la micro‐montaña), abierta

           y boca abajo, se hallaba la caja de vlet..., alguien la había


           pisoteado  al  menos  una  vez,  ya  que  su  tapa  estaba

           cuarteada,  los  cajones  sueltos,  las  pantallas,  cartas,

           hombres y dados esparcidos. El cubo astral era ahora tan


           sólo plástico roto entre los doblados montantes de latón.

                Bron cruzó con cuidado (y con el ceño profundamente

           fruncido)  el  umbral.  La  combada  pared  le  hacía  sentir


           dudas acerca del suelo.

                Fuera  oyó  un  rugido  sordo  acompañado  de  unos


           cuantos silbidos..., ¡de nuevo el viento! A medio subir el

           primer  tramo  de  escaleras  vio  que  aquellas  manchas

           oscuras  en  la  moqueta  eran  sangre...,  que  ascendían  o


           bajaban por los escalones, según la hemorragia hubiera

           disminuido o ido en aumento. (Sólo se había arañado el


           tobillo, y  estaba empezando a  formarse una costra.)  A

           mitad  de  camino  de  su  propio  pasillo,  se  preguntó  de

           repente  por  qué,  en  medio  de  toda  aquella  ruina,




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