Page 92 - Triton - Samuel R. Delany
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giró hacia su puerta.

                ¿Llamar a la puerta de Alfred? Si Alfred no se sentía


           bien, Bron lo comprendía lo suficiente como para saber

           que no desearía que se supiera. Y si se sentía bien, no

           querría  ser  molestado.  (Si  está  bien,  pensó  Bron,


           probablemente estará durmiendo. Eso es lo que haría yo

           con mi tiempo libre, si tuviera tan poco como ese pobre


           chico.)  Bron  abrió  su  propia  puerta  y  entró  en  una

           penumbrosa  habitación,  con  una  cama  ovalada  (que

           podía  ampliarse  para  albergar  a  tres  personas:  pese  al


           secreto  con  que  Alfred  hacía  todas  las  cosas,  no  había

           nada  en  las  reglas  de  la  casa  coop  que  dijera  que  no

           podías  joder  con  tantas  personas  como  te  apeteciera,


           siempre  que  lo  hicieras  en  tu  propia  habitación),  un

           lector,  un  archivador  de  microfichas,  una  pantalla  de

           televisión y dos diales debajo de ella para los setenta y


           cinco canales públicos y sus tres privados, dos ventanas

           (una real, que daba al callejón detrás del edificio, la otra


           un  diorama  holográfico  intercambiable:  unas  cortinas

           azules estaban corridas ante ambas), cajones para la ropa,

           cajones  lavabo  y  cajones  water  encajados  en  la  pared,


           anillas de plástico aquí y allá en la moqueta azul y de las

           cuales, con sólo accionar un interruptor en el cajón de


           control, brotarían sillas hinchables.

                Era  una  habitación  como  la  habitación  de  Alfred,

           como la de Lawrence, como la de Sam, de hecho como la




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