Page 93 - Triton - Samuel R. Delany
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docena de otras en las que había vivido antes en un
mundo y tres lunas; una habitación confortable; una
habitación como diez mil veces diez mil otras.
A las cuatro veintisiete de la madrugada, Bron
despertó bruscamente, preguntándose por qué. Tras
cinco minutos en la oscuridad, se le ocurrió una idea...,
aunque no estaba seguro de que fuera la idea que lo había
sacado de su sueño. Se levantó, salió al pasillo y bajó
hasta la sala de la consola.
Abandonados en la pantalla por la última persona
que la había empleado había dos listados. (Normalmente
era algo de Freddie o Flossie, relativo a sus tele‐estudios.)
Bron pasó ausentemente los ojos por el de la derecha: tras
media docena de entradas, se dio cuenta de que estaba
leyendo nombres de antiguos presidentes de Marte. Sus
ojos se posaron en el de Brian Sanders, la segunda de las
dos (entre veinticuatro masculinos) presidentas
femeninas. Había sido bajo el mandato de Brian Sanders,
la vieja y exaltada revolucionaria, que, hacía cincuenta
años, la prostitución masculina había sido legalizada en
Bellona; también, rezaba la historia, había conseguido
erradicar de la mayoría de idiomas de la Tierra (donde
sus discursos, por supuesto, habían sido televisados) y
de Marte el término «hecho por el hombre», refiriéndose
insistentemente a todos los objetos bélicos, así como la
mayor parte de las creaciones de la cultura terrestre,
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