Page 110 - Anatema - Neal Stephenson
P. 110
él cuando resultaba necesario. El envolvimiento
terminado era claramente inestable, así que lo sujetamos
mientras Holbane pasaba el cordón por varios puntos y
ataba varios nudos. Luego se unió a Arsibalt para
ponerme mi paño. Finalmente, Holbane y yo hicimos lo
mismo para Arsibalt. A Arsibalt le gustaba ser el último,
para obtener los mejores resultados. No es que fuese
vanidoso. Muy al contrario: de los de nuestra cosecha,
parecía el más adaptado a vivir en un cenobio. Era grande
y corpulento, e intentaba dejarse barba para parecer el
viejo fra que estaba destinado a ser. Pero al contrario que,
digamos, fra Lio, que inventaba continuamente envolturas
nuevas, Arsibalt insistía en que se hiciese correctamente.
Una vez completamente vestidos, pasamos algunos
minutos más realizando pasadas adicionales con los
cordones y dando forma a los pliegues que nos cubrían la
cabeza: básicamente la única parte de ese envoltorio en la
que era posible demostrar cierto estilo personal.
Cerca de la salida de la celda había un montón de
sandalias completas. Le di unas patadas buscando un par
lo suficientemente grande para mis pies. La Disciplina
había sido creada por gente que vivía en lugares cálidos.
Permitía a cada avoto poseer un paño, un cordón y una
esfera, pero no decía nada sobre el calzado. En verano
caminar descalzos no nos incomodaba demasiado. Pero
estaba refrescando. Y durante Apert podríamos ir a
extramuros y caminar por la calles de la ciudad, llenas de
110

