Page 136 - Anatema - Neal Stephenson
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—Se supone que eres tú el niño mimado de los
edharianos —dije—. Se supone que tú te tragas todo eso
sin preguntar. La verdad, me sorprendes.
—¿Y qué eres tú ahora, Raz? ¿El prociano cínico?
—Eso parecen creer todos.
—Mira —dijo Jesry—. Veo a los avotos ancianos trabajar
duro. A los que tienen altavisión, los iluminados por la
Luz de Cnoüs, hacer teorética —dijo en tono de burla; se
sentía tan frustrado que nos desviamos y paseamos
aleatoriamente a medida que él pasaba de una idea a la
siguiente—. Los que no están tan dotados se quedan atrás
y cortan piedra o cuidan de las abejas. Los que se sienten
realmente mal se van, o se tiran desde la Seo. Los que se
quedan parecen felices, signifique eso lo que signifique.
—Ciertamente parecen más felices que los que viven aquí
fuera.
—No estoy de acuerdo —dijo Jesry—. Esta gente es tan
feliz como, digamos, fra Orolo. Ellos consiguen lo que
quieren: mujeres desnudas en sus ruedas. Él consigue lo
que quiere: altavisiones sobre los misterios del universo.
—Entonces, sigamos por ahí: ¿qué quieres tú?
—¡Que pase algo! —dijo—. Casi no me importa el qué.
—Si hubieses realizado un gran avance en teorética, ¿te
valdría?
—Claro, pero ¿cuáles son las probabilidades de que
suceda?
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