Page 142 - Anatema - Neal Stephenson
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El hombre del interior volvió a gritar. Se vio obligada a


          darnos otra vez la espalda y resumir sus actividades.

            —Aparentemente  no  participa  de  la  Iconografía

          Davicular.


            —¿Qué te hace pensar eso?

            —Ha dicho que te fuiste al reloj. Voluntariamente. No ha

          dicho que los avotos te secuestrasen.


            La mujer nos miró de nuevo.

            —Tengo una frater mayor llamada Cord —dije. Hice un

          gesto  hacia  el  transbor  roto  más  antiguo—.  La  antigua


          propietaria de ése. Yo la ayudé a ponerlo ahí.

            La mujer tenía complejas opiniones sobre Cord, que nos


          hizo  saber  permitiendo  que  varias  emociones  intensas

          recorriesen su cara. Acabó exhalando con fuerza, dejando

          caer  los  hombros,  acomodando  la  barbilla  y  esbozando


          una  sonrisa  que,  supuse,  pretendía  ser  evidentemente

          falsa.


            —Cord trabaja continuamente con cosas.

            —¿Qué tipo de cosas?

            Una pregunta que le resultó todavía más molesta que la


          anterior  sobre  «lejos».  Miró  sin  disimulo  la  imagen  en

          movimiento.

            —¿Dónde debo buscarla? —probé.


            Se encogió de hombros.

            —Probablemente  pasasteis  por  ahí  de  camino.  —Y

          mencionó un lugar por el que, efectivamente, habíamos


          pasado poco después de abandonar la Puerta de Década.



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