Page 145 - Anatema - Neal Stephenson
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entonces, le había horneado unas galletas (cosa que ya
sabíamos porque la sirvienta nos las había servido).
Jesry me enseñó la casa, que se parecía a un cenobio pero
con menos gente. Incluso tenían un reloj elegante, que
examinamos un buen rato. Sacamos libros de los estantes
y los estuvimos hojeando. Luego oímos las campanas de
la catedral baziana, al otro lado de la calle, seguidas por
los toques del reloj elegante, y comprendimos que
podíamos leer libros cualquier otro día y, obedientemente,
los devolvimos a los estantes. Al cabo de un rato acabamos
en el porche comiéndonos el resto de las galletas. Miramos
la catedral. La arquitectura baziana era prima hermana de
la cenobítica, ancha y redondeada allí donde la nuestra es
estrecha y puntiaguda. Pero esa ciudad no era tan
importante para el mundo secular como el concento de
Sante Edhar lo era para el mundo cenobítico, por lo que la
catedral resultaba diminuta en comparación con la Seo.
—¿Ya te sientes feliz? —bromeó Jesry, mirando las
galletas.
—Hacen falta dos semanas —dije—. Es por eso que Apert
sólo dura diez días.
Volvimos al césped. Luego salimos y descendimos por la
colina.
Cord trabajaba en un complejo donde todo estaba hecho
de metal, lo que indicaba que era un lugar muy antiguo…
no tanto como uno todo de piedra, pero que
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