Page 353 - Anatema - Neal Stephenson
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Lio pasó mucho tiempo rebuscando en la vegetación de
la ribera a la caza de especímenes especialmente agresivos
de ciertas hierbas. La estelaflor amarilla sería la caballería
sarthiana, mientras que la roja y la blanca serían sus
aliados.
Los dos aguardábamos el momento en que nos
meteríamos en un lío.
Y por supuesto, tras un par de semanas en el proyecto,
alcé la vista durante la cena y vi a fra Spelikon entrar en el
Refectorio acompañado por una joven jerarca del personal
Regulante. La conversación se apagó un momento… un
poco como cuando la energía decae y la sala se
ensombrece. Spelikon miró por todo el Refectorio hasta
dar con mi cara. Luego, satisfecho, agarró una bandeja y
pidió comida. A los jerarcas se les permitía comer con
nosotros, aunque rara vez lo hacían. Tenían que
concentrarse intensamente para no dejar escapar ninguna
información secular y ésa no era forma de comer
relajadamente.
Todos se habían dado cuenta de que Spelikon me había
mirado a mí y, por tanto, tras el bajón de energía, se
produjo un breve estallido de jovialidad a mi costa. Por
una vez en la vida no estaba preocupado. ¿De qué podían
acusarme? ¿De conspirar para dejar crecer la hierba?
Probablemente habrían malinterpretado lo que
tramábamos Lio y yo. Lo único difícil sería hacérselo
entender a un hombre como Spelikon.
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